Marco Manjarrez desde niño era bien allegado a la iglesia, pasión que lo llevó a fungir como catequista y luego seminarista, hasta que un hecho de sangre marcó su vida.
Él fue condenado a 20 años de prisión por el asesinato de monseñor Jorge Altafulla.
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El 19 de mayo de 2002, Manjarrez llegó a la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en calle 50 y le propinó 14 puñaladas al padre Altafulla, quien en ese entonces tenía 65 años de edad. En 2017, el Órgano Judicial le otorgó medida de libertad vigilada.
Ayer, por primera vez y bajo el dedo acusador e interrogante de muchas personas, el ahora abogado, aceptó responder preguntas y respuestas a través de un en vivo en las redes sociales de día a día.
Manjarrez, confiado en cada palabra que decía, se refirió a que por primera vez lo iba a decir Para mí Jorge Altafulla, que en paz descanse, era una persona que representaba todo lo que un sacerdote no debía ser. Al principio hubo mucha admiración, luego poco a poco me di de cuenta de que había cosas que no eran propias de un sacerdote.
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El abogado, quien vestía impecable y seguía respondiendo con toda seguridad, expresó: Yo lo confronté. Primero por la relación con una dama casada y con hijos. Este señor era médico y fue quien los sorprendió a ellos en su casa. También por un acto de sacrilegio y lo otro lo atribuí al racismo, expresó sobre sacerdote fallecido.
La presencia del jurista en el Facebook Live de este medio, lo trasladó al crimen del 19 de mayo de 2002 y aquellos tragos amargos que según él, superó, pero que no olvida.
Manjarrez reveló que durante una eucaristía se levantó a recibir una hostia y el padre Altafulla la tiró al piso. Fue un resentimiento que quedó ahí presente. El sadismo también aportó. Hay testimonios infinitos de él y la gente tiene miedo de hablar, reveló sin pausa alguna.
El abogado, cuya idoneidad es cuestionada, recuerda como si fuera ayer, que este hecho además de marcar su vida, causó consternación a sus seres queridos. En ese momento pasó por mi mente que mi vida se había acabado. Todos estaban en shock, por ser un muchacho tranquilo y activo dentro de la parroquia. Yo en ese tiempo estaba estudiando Derecho en la Universidad de Panamá, iba por tercer año con materias de cuarto año.
Que el papa se lave las manos con gel
Alzó su voz. El evento que organiza la Iglesia Católica de Panamá, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2019, también tuvo reacción en el abogado Marco Manjarrez.
El jurista le recomienda al papa Jorge Mario Bergoglio que se compré bastante gel alcoholado, porque le va a tocar y besar la mano a una cantidad de gente con unas bacterias, refiriéndose a los miembros de la iglesia panameña. Se va a cangrenar la mano, expresó el exseminarista.
Sobre los escándalos en que se ha visto la Iglesia Católica este año, por ejemplo, el seminarista de la congregación Misioneros del Verbo Divino, quien le hizo una propuesta indecente a un famoso del patio, mencionó que de todo hay en la viña del Señor, hay sacerdote santos y entregadas a su ministerio, otros no.
Cuando se le preguntó por qué se daban esas cosas en el país y nadie hacía nada, Manjarrez respondió: No tienen idea la influencia que tiene la iglesia como institución en este país. Yo lo comparo casi con la edad media. No obstante, ilustró que no asiste a misa y ahora se congrega en un templo Bautista.
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