El distrito de Mariato, considerado uno de los pilares productivos de la provincia de Veraguas, enfrenta una situación alarmante tras las intensas lluvias e inundaciones provocadas por el huracán Melissa. Las pérdidas en el sector agropecuario son crecientes y ponen en evidencia, una vez más, la vulnerabilidad de los productores rurales y la falta de infraestructura que les permita resistir los embates del clima.
“Las lluvias no solo afectaron los caminos, sino también la cadena de distribución. Los productores están desesperados porque la leche se daña y no hay cómo sacarla”, reconoció Botacio, quien también detalló que centenares de hectáreas de arroz están bajo el agua, aunque en algunos casos aún se mantiene la esperanza de recuperar parte de la cosecha.
El panorama se agrava porque los equipos técnicos del MIDA no han podido llegar a varias comunidades para cuantificar las pérdidas reales, debido al mal estado de los caminos y a los niveles de los ríos, que siguen altos. “La situación es crítica y todavía no podemos medir la magnitud completa del daño”, señaló el funcionario.
No obstante, detrás de las cifras hay un trasfondo que preocupa: años de abandono estatal y falta de obras preventivas en una región donde los desbordamientos y las pérdidas agrícolas se repiten cada temporada de lluvias. Productores locales denuncian que, pese a ser una zona clave para la economía veragüense, las inversiones en caminos de producción, drenajes y puentes rurales han sido mínimas.
“Siempre pasa lo mismo. Prometen arreglar los accesos, pero al final seguimos quedando aislados cada vez que llueve fuerte”, comentó un pequeño ganadero de la zona, que prefirió no ser identificado.
Mientras las autoridades intentan responder a la emergencia, los productores insisten en la necesidad de políticas de prevención y apoyo real al campo, más allá de los auxilios temporales que se anuncian tras cada desastre.
El drama de Mariato, hoy cubierto por el agua, revela no solo los estragos de un huracán, sino la fragilidad de un sistema agrícola que sobrevive sin suficiente respaldo institucional, en una provincia que continúa siendo una de las más golpeadas por la desigualdad y el cambio climático.









