"Ellos tienen ganas de estudiar y eso lo dejan claro cuando caminan dos horas para llegar a la escuela", dijo Maribel González, directora de la escuela Bajo Bonito, en el corregimiento de Cacao, distrito de Capira.
La familia Rodríguez García formada por el papá, la mamá y nueve hijos, es un claro ejemplo de los deseos de salir adelante pues, además de vivir en condiciones precarias, en donde la pobreza golpea su puerta, sus vástagos deben caminar hora y media para llegar al plantel de enseñanza. Su comunidad se llama Hierba Buena.
No solo con esta situación deben luchar para buscar el aprendizaje y así no solo depender de la agricultura, como lo hace su padre Petronilo, los menores se enfrentan a otra realidad muy similar en donde viven: la escuela nunca ha tenido luz.
Su directora dijo que se encuentran con paneles solares, pero cuando llueve o cae la noche no funcionan.
Hasta ahora, las posibilidades de tener por fin luz se puede hacer realidad con un proyecto de una minihidroeléctrica que la Autoridad del Canal de Panamá junto a la directora, sostienen en conversaciones.
María, de ocho años, una estudiante de este plantel, está sentada de frente al tablero. Al lado está una compañera mirando la mitad de una pared sin repellar que divide el salón. Y es que se tuvo que improvisar para adecuar otro salón.
Antes daban clases en rancho, explicó González. "Faltan cuatro salones más".
La escuela alberga a 104 estudiantes, la mayoría de ellos son humildes, sus pies adoloridos les recuerdan que son su "transporte" de lunes a viernes.
Ante esto, urge darles un buen alimento, pero lo poco del Fondo de Equidad y Calidad de la Educación que dan a la escuela no alcanza. Por esto, González pidió ayuda a entidades privadas y al propio Ministerio de Educación (Meduca).
Otro escenario, un poco triste, es la vivienda de tabla en donde viven los docentes.
"Uno que está acostumbrado a la comodidad pasa por todo esto, pero todo este sacrificio vale la pena por estos estudiantes con deseos de superación", exclamó la docente Hilda de Sánchez.
La educadora piensa que los estudiantes deben tener un centro de computación, pues la escuela es de Bachiller en Comercio.
Eliécer Castro, jefe de Mantenimiento del Meduca, explicó que se enviará a personal a evaluar la escuela, para ver las necesidades que enfrentan.
Y es que los pequeños dijeron acudir a la escuela para aprender, porque cuando sean grandes quieren irse a trabajar a otro lado, para mandarle dinero a sus papás.
- No tienen un comedor para poder almorzar dignamente.
- Los padres cocinan en fogón para darle un bocado a los estudiantes.
44
Escuelas tienen orden de proceder en la comarca Ngäbe Buglé para eliminar los ranchos.
$100
millones el Meduca invierte en proyectos de eliminación de ranchos. Esperan que incluyan esta escuela.