El obispo de Roma estuvo en Panamá y dejó muchas historias que perdudarán entre nacionales y extranjeros.
Por ejemplo, el corazón de Hageera Mollick, de 69 años, sanó cuando el Pontífice le dijo un frase parecida a la de su hijo, quien murió hace un año y medio de un infarto del corazón.
Se trata de la señora con la pancarta que decía "Santo padre, los ancianos también hacemos líos, pero con sabiduría". Eso lo cautivó.
Ella lo había visto en tres ocasiones. En esta última le llegó el milagro. A pocos metros de la Nunciatura, Jorge Mario Bergoglio se detuvo en el papamóvil y bajó a saludar a "la abuelita, viejita y flaquita". Así la llamó él, se acercó, le dijo: "Usted es una señora valiente".
El milagro y la bendición de Mollick siguió cuando el vicario de Cristo le cantó en medio de docenas de cientos de peregrinos su cumpleaños número 69.
Cosas de la vida
La primera vez que Mollick llamó la atención del sucesor de Pedro fue en la misma esquina donde en 1983 vio al papa Juan Pablo II, es decir, por la estación Texaco, en vía España.
Y qué decir de la experiencia de Roxana Jaramillo, la peregrina chilena que quería comprar una soda en el restaurante Mendoza, en el Causeway, donde costaba $2, pero ella solo tenía $1.
Para su sorpresa, el dueño del local apareció y se la vendió a $1. Pero no solo eso, al rato aparecieron los meseros con diversos platos mientras ellos miraban la vigilia por televisión en su local. Sin esperar nada a cambio. Este gesto agradó a muchos cibernautas. Ellos agradecieron a Panamá, a toda su gente.
La edición XXXIV de la Jornada Mundial de la Juvetud JMJ dejó más. Sí, reunió a más de 700 mil personas en un solo evento.
Ayer, muchos panameños recordaron en sus conversaciones la experiencia de Lucas, el joven chorrerano, quien en su silla de ruedas fue levantado por sus amigos para que viera al Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano y este lo saludara.
También a los nueve menores del centro de cumplimiento, quienes recibieron libertad condicional tras la visita del Santo Padre.
Algunos lograron confesarse con el patriarca universal. A unos de ellos se le ofreció una beca, luego de que el Instituto Superior de Alta Cocina Isac Panamá contactara a día a día para ubicarlo. Él quiere ser chef.
Por otro lado, recordar el encuentro del primado de Italia con los 40 jóvenes polacos que viajaron al Istmo en velero para esta cita mundial. Fueron citados a la Nunciatura.
Y no podemos dejar por fuera las bodas de los peregrinos. Entre ellos, la de los jóvenes polacos en Monagrillos, quienes se conocieron en la JMJ de Cracovia 2016. Se trata de Jackub Wloch y Martyna Gergont, quienes tuvieron hasta la dicha de ataviarse con el traje típico nacional.
También en Concepción, Juan Díaz, un guatemalteco y una paraguaya se casaron. Milton Álvarez y María Soledad Silveira se conocieron en la JMJ de Brasil y concretaron su unión como Dios manda en suelo patrio.
La organización del evento también informó que al menos hubo en esta JMJ unas cinco pedidas de mano, hecho que fue aplaudido por peregrinos y familias de acogida.