El 30 de noviembre de 2013, mientras el mundo contemplaba las luces de Navidad recién encendidas en las calles, una noticia provocó que la felicidad se transformara inmediatamente en lágrimas: Paul Walker, protagonista de la saga "Fast & The Furious", acaba de fallecer en un terrible accidente de tráfico en California. Con 40 años casi recién cumplidos, Hollywood una vez más tenía que decir adiós de manera prematura a una de sus estrellas.
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Aquella pérdida fue enseguida lamentada por compañeros de profesión y fans del cine de acción, que consideraban a Walker un héroe atípico dentro del género. Pero la vida sigue y hoy son muchos menos los que se han acordado de recordar al actor en el quinto aniversario de su fallecimiento. Entre ellos, su madre, que concedió una entrevista para recordar las últimas horas que pasó a su lado antes de recibir la llamada más dolorosa de su vida.
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En una conversación con la revista People, Cheryl Walker aseguró que no pasa un día en el que no se acuerde de su hijo, al que horas antes de tener el accidente recuerda verlo sentado en la cocina hablando con su hija Meadow sobre qué iban a hacer en Navidad antes de ir en auto a buscar el árbol que pensaban decorar luego.
Estábamos todos teniendo una conversación tranquila cuando de repente le llegó un mensaje sobre un evento al que tenía que acudir y se le había olvidado, afirmó Cheryl, que estaba allí con su hijo y su nieta. Se trataba de un espectáculo de autos que había preparado su organización benéfica Reach Out Worldwide para recaudar fondos, por lo que Paul se preparó rápidamente y salió corriendo por la puerta. No sabía que esa sería la última vez que le vería, recuerda la mujer.
Pero no fue en ese trayecto en el que Paul perdió la vida, sino horas después cuando decidió probar cómo se conducía el Porsche Carrera GT que se había comprado su amigo Roger Rodas, que también falleció en aquel accidente.
Era fantástico
Creo que mucha gente pensó entonces que solo era otra estrella de cine que se había matado al estrellarse con su auto. Pero él era mucho más que su trabajo, era un hombre fantástico, afirma su madre, que desde entonces ha instaurado una tradición en la que cada 12 de septiembre, día que nació Walker, toda la familia se acerca a una playa donde el actor solía practicar surf para tirar girasoles al agua.
Todavía recibo cartas de fans de todo el mundo contándome lo mucho que Paul impactó en sus vidas, se consuela Cheryl. Es una bendición saber que nunca será olvidado.