La cantautora panameña Elizabeth Grimaldo compartió una carta profundamente personal dirigida a su niña de tres años, recordando los primeros sueños que alimentaron su pasión por la música y reflexionando sobre el camino que la llevó a cumplirlos.
En su mensaje, Grimaldo rememoró aquellos momentos llenos de inocencia y magia que definieron su amor por el arte. Desde cantar frente al espejo con un cepillo como micrófono hasta quedarse dormida escuchando canciones, cada detalle de su infancia marcó el inicio de una conexión profunda con la música. “Siempre decías que de grande querías ser cantante… amabas escuchar a tu papá tocar el piano y a tu mamá poner boleros en la radio los fines de semana”, escribe con ternura.
Hoy, Liz, como también se le conoce, reconoció que el camino hacia sus metas no ha sido fácil, pero cada experiencia vivida, tanto las que fortalecieron su espíritu como las que la hicieron vulnerable, la ha moldeado como artista y como persona.
Además de conquistar nuevos escenarios y escribir letras que resuenan con personas de diferentes lugares, la panameña se mostró agradecida por el apoyo incondicional de su familia, aunque la distancia los mantenga separados físicamente.
“Vives en otro país, de la mano de tu guitarra y tus canciones, intentando todos los días cumplir los mismos sueños, mamá y papá aunque están lejos te han apoyado en cada paso que das”, escribió.
La carta finalizó con una poderosa declaración de amor propio, en la que Liz promete proteger a esa pequeña soñadora que aún vive en su interior: “Te sigo cuidando, para que dentro de mí nunca mueras, has sido mi motor, lucho por ti todos los días. Te amo con todo mi corazón”.