Hace algunas semanas, los actores Ryan Reynolds y Rob McElhenney lanzaron un vídeo en el que documentaban una colonoscopia realizada a cada uno de ellos, con el fin de crear conciencia sobre el problema que supone el cáncer de colon.
Una colonoscopia es un proceso por el cual los médicos insertan un tubo fino y flexible por el interior del recto del paciente (estando este, en la mayoría de los casos, bajo sedación), con el fin de observar pólipos (lesiones potencialmente precancerosas) u otras anomalías en el colon y, de encontrarse, en algunos casos pueden extirparse directamente.
Así, en el momento de despertar de la sedación, el doctor le explicó a Reynolds que había encontrado y extirpado un pólipo del lado derecho de su colon, con lo que el procedimiento puede haberle salvado la vida.
Y es que, aunque no sucede en todos los casos, ciertas lesiones como los pólipos (que no producen ningún otro síntoma y por ello sólo son detectables por este procedimiento) pueden progresar y evolucionar hasta convertirse en un cáncer de colon. Es por esta razón por la que se recomienda que todas las personas mayores de 45 años se sometan a colonoscopias regularmente (en intervalos de 10 años).
Tras Reynolds, llegó el turno de McElhenney (que bromeó diciendo que, si no se encontraba nada, significaría que su colon estaba más limpio que el de Reynolds). En este caso, no obstante, el médico encontró y extirpó tres pólipos.