La falta de convivencia ha hecho que el ser humano escriba los capítulos más amargos de su historia, al encontrar la solución de sus diferencias en los conflictos armados.
Este tipo de decisiones afectan de manera directa la cultura, la educación y la economía de una región.
De esto tampoco se escapa el deporte. Un ejemplo de ello ocurrió en el Mundial de Francia 1938, que estuvo marcado por un contexto de crisis política.