La historia cuenta que había dos hermanos que se querían con todo el alma. Ambos eran agricultores. Uno se casó y el otro permaneció soltero, pero decidieron seguir repartiendo toda su cosecha a medias.
Una noche el soltero soñó: ¡No es justo! Mi hermano tiene mujer e hijos y recibe la misma proporción de cosecha que yo que estoy solo. Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que él se dé cuenta.





