Había una vez un hachero que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el hachero se decidió a hacer buen papel.
El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó 18 árboles.
-Te felicito- dijo el capataz, sigue así.