El néctar de tus voluptuosos labios me concederá vigor,
cuando me acuesto en tu regazo entro en un estado de sopor;
por hacerles caso a los instintos, he caído en el resabio.
Tu prolongada presencia es la pura esencia de mi existencia,
también tu voz es una deleitante melodía para mis oídos;
me abstengo de los vicios
para construirte un mundo de fantasías,
donde no subsistirá la violencia, sino solo habrá benevolencia.
Cuando estés triste, subirte la estima sin ayuda de medicinas,