Hay situaciones de las que uno se percata solo cuando le toca vivirlas.
El ser humano pasa por ser bebé, luego infante, luego niño, púber, adolescente, adulto, tercera edad y adulto mayor. Estos eufemismos marcan etapas de la vida, pero todo se reduce a que uno es niño, joven o viejo, al menos para el resto de la sociedad.
Cuando se llega a viejo -en Panamá parece llegarse a ese estado desde los 35 años- comienza uno a darse cuenta de que los más jóvenes saben más de lo que los viejos hemos aprendido en toda la vida.