El legado del pastor Herminio Rivera se mantiene vivo en todo aquél que lo conoció y que un día como hoy, hace un año, lloró su muerte.
El Cementerio Amador fue su última morada, su tumba permanece decorada con flores, pero ahí también haciéndole compañía por medio de la oración, están sus familiares, quienes aún no asimilan que él ya no está físicamente con ellos.