¿Le ha tocado alguna vez contratar los servicios de un plomero, un albañil, un ebanista o un electricista? &162;Ojalá que no! De lo contrario, estoy segura de que se ha ganado un buen dolor de cabeza, con presión alta incluida.
Piénselo. ¿Le parece familiar que usted haya mandado a confeccionar un mueble de cocina y haya abonado el 50% después de que el ebanista le haya prometido que el próximo fin de semana tendría su mueble instalado, y al final, ni plata ni mueble?