El mundo se detuvo, en ese momento solo existían su amada madre y él. Mientras abrazaba y miraba fijamente a la mujer que lo llevó en sus entrañas, le dedicó unas palabras que hicieron que inundara de lágrimas sus ojos.
Oderay vigiló los pasos de su hijo Fidel en El Chorrillo
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Marian ruiz góngora
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