El cantautor panameño cada vez que habla de su música o de su vida sorprende. En la entrevista de portada de la más reciente edición de la Revista BOCAS, la leyenda viva de la salsa, Rubén Blades, revivió algunas de sus más entrañables memorias con grandes figuras de la salsa como Héctor Lavoe, Cheo Feliciano o Ismael Rivera.
“La memoria que tengo de Lavoe es la de su sentido del humor. El Héctor de la voz cristalina, el compañero. La malicia que nadie más tuvo”, recordó el músico. “Si no fuimos más cercanos fue por sus problemas de drogas, porque yo no andaba en eso y si tú no consumes, la gente sí te ve como el aguafiestas”.
Señaló su profundo agradecimiento por su participación en el éxito de Lavoe con la canción de El Cantante, que grabó por sugerencia de Willie Colón. “Nadie la ha cantado mejor”, dice. Sobre este punto, aclara que su enemistad con el cantante de Idilio y Todo tiene su final no ha cambiado así que los fanáticos no deben guardar esperanza en volver a verlos juntos en un estudio o un escenario. “Eso no va a pasar”.
Esta disputa ocurrió en el 2003, tras la acusación de Colón a Blades de no pagarle el dinero acordado por el concierto ofrecido en San Juan (Puerto Rico), por la celebración de su disco debut.
Recordó cuando Ismael Rivera le aconsejó escribir los ‘soneos’ durante las grabaciones para su álbum Esto sí es lo mío junto a Lavoe. “Vi que Ismael llegó con un cartapacio y unos papeles y me dijo: ‘Rubencito, mira, guarda las improvisaciones para los shows en persona. Pero cuando vayas a grabar, lleva una guía de lo que vas a cantar, de lo que ha sido importante para ti decir (...) porque muchas veces estás improvisando y luego se te olvidan. Así que escríbelos cuando vayas a hacer un disco porque el disco queda para siempre’”.
Rememoró con mayor emoción a Cheo Feliciano a quien siempre le declaró su absoluta admiración. “Todos los días pienso en Cheo de una forma u otra”, señala. De hecho, recordó que el cantante puertorriqueño lo elogió su trabajo. “Para mí fue un gran triunfo personal que él me dijera que le gustaba lo que yo hacía, porque empecé simplemente copiándolo. Recuerdo que en el primer show que lo vi, me acerqué a Cheo y le dije ‘yo quiero ser como tú’; y él me agarró por los hombros, me miró a los ojos y me respondió, dulcemente: ‘no seas como yo, sé mejor que yo’”.
De hecho, confesó que uno de los peores días de su vida fue el 17 de abril de 2014: el fatídico día en el que falleció Feliciano y Gabriel García Márquez, quien fue también uno de sus grandes amigos. “Yo estaba durmiendo en mi casa y sonó el teléfono como a las cinco de la mañana. Pensé que había sido mi papá, porque a esa hora nadie llama. Pero cuando supe que Cheo había muerto me puse a llorar. Salí a hacer unas diligencias y al volver en la tarde sonó otra vez el teléfono. Me dicen: ‘Gabo murió’. Fueron dos huevazos el mismo día de aquel abril. Después de la muerte de mi abuela y de mi mamá, ese ha sido el peor día que he tenido”.