El desfile Trooping the Colour era el día grande en los festejos para celebrar el Jubileo de Platino de Isabel II, pero también había expectación por la misa de Acción de Gracias que se ha celebrado este viernes en la Catedral de San Pablo. ¿La razón? La presencia de Meghan y Harry en un acto con la familia real británica por primera vez en dos años.
Al contrario que el jueves, los duques de Sussex no se han escondido y han entrado en la catedral por la escalinata principal. El matrimonio ha accedido al templo después de las hijas del príncipe Andrés, Beatriz y Eugenia, que han llegado acompañadas por sus maridos.
Mientras subían la escalera, los duques han saludado a las autoridades presentes y han sido recibidos entre aplausos y abucheos, aunque ellos no han dejado de sonreír, sabiendo que cada uno de sus movimientos durante la mañana será analizado con lupa. Han sido el príncipe Guillermo y Kate Middleton los que se han llevado la gran ovación de la jornada a falta de Isabel II, que no ha asistido a la misa tras sufrir “algunas molestias” tras las celebraciones del desfile militar. Por contra, Boris Johnson se ha llevado un sonoro abucheo.
La última vez que vimos a los duques de Sussex en un acto con la familia real fue en marzo de 2020, en otra misa en la Abadía de Westminster para celebrar el Día de la Commonwealth. Entonces, ya se conocía la decisión del matrimonio de abandonar Reino Unido y la tensión era palpable en el ambiente.
Meghan y Harry han recorrido el pasillo de la catedral en solitario ante la atenta mirada de los invitados que ya están sentados para dirigirse hacia su sitio. Los duques de Sussex se han sentado en segunda fila, junto a las princesas Beatriz y Eugenia, es decir, miembros ‘de segunda’ de la familia real. En primer fila y justo delante de ellos estaban los condes de Wessex con sus hijos, los duques de Gloucester y los duques de Kent, que son miembros ‘en activo’ de la monarquía.
Al otro lado del pasillo central se han sentado el príncipe Carlos y Camilla Parker, los duques de Cambridge y la princesa Ana con su marido, ocupando la primera fila y el lugar reservado a los mayores rangos de la casa real.
Separados por el pasillo central, no ha sido posible ver interactuar al príncipe Harry con su hermano y su padre, pero las cámaras sí han captado al nieto de Isabel II sonriendo, relajado y con su habitual actitud bromista. También Meghan Markle se ha mantenido con una sonrisa de oreja a oreja durante toda la ceremonia.
Al contrario que en el desfile militar del jueves, los bisnietos de Isabel II no han asistido a la misa, por lo que no se ha podido ver a los hijos del príncipe Guillermo y Kate Middleton, que acapararon gran parte del protagonismo en el balcón del Palacio de Buckingham durante el espectáculo aéreo de la RAF.
A la salida de la catedral, las cámaras captaron a los Sussex charlando de manera animada con los primos del príncipe Harry, Zara Tindall y Peter Phillips. El nieto mayor de Isabel II fue uno de los protagonistas involuntarios del funeral de Felipe de Edimburgo, cuando lo colocaron en medio de Harry y Guillermo durante el cortejo fúnebre.
Después de la misa, se ha organizado una comida en Guildhall por el Ayuntamiento de Londres a la que han asistido la mayoría de royals y autoridades presentes en la catedral pero no los duques de Sussex, que han abandonado el templo en un Land Rover negro.