Su cuerpecito comenzaba a formarse en el vientre de su madre, cuando ya Dios y santa Librada le tenían una misión que cumplir en la tierra.
Aida Díaz Domínguez vino al mundo con un don y desde pequeña empezó a desarrollarlo viendo cómo la maestra Lolita López vestía a la Santa todos los 10 de julio, días previos a la fiesta patronal.