Jennifer Lawrence, decidió regalarle a sus padres el Óscar que ganó en febrero pasado porque tenía una extraña energía.
"Mis padres se lo llevaron a Kentucky porque me sentía muy rara teniéndolo de exposición en mi casa", dice la actriz de 22 años. "Si alguien viene a mi casa no quiero que me recuerden por ello. Desprende una cierta energía negativa".