Querida Moza: Te escribo porque necesito uno de tus sabios consejos.
Hace más de cinco años me acosté con un hombre, que conocí en una disco. Era buen mozo, elegante e inteligente. Nunca tomé las precauciones necesarias, pues el deseo pudo más que cualquier otra cosa.
Hoy, me encuentro con mi pasado y descubro que aquel hombre que se acostó conmigo está recluido en un hospital con VIH/sida.