Una vez más se escapó la ilusión de más de 3 millones de almas, quienes anhelaban gritar a una histórica actuación de la Selección de Panamá en su cuarto Mundial Sub-20.
Existía la esperanza de un equipo compacto, ofensivo y con actitud que no se dejara intimidar por ningún oponente, por más trayectoria que este tuviera. Sin embargo, la realidad fue otra, el elenco criollo nunca mostró sus armas en Colombia.
No me explico cómo se puede perder tanto pundonor, talento y garra, que sacó este conjunto en sus presentaciones antes de la justa cafetera.