Las áreas protegidas son sitios que poseen gran riqueza natural, económica, cultural y son clave para la investigación científica. Están regulados por normativas que velan por su conservación y que dependiendo de su clasificación, permiten que se realicen actividades que no alteren los recursos naturales que las integran.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) por su parte, define a un área protegida como: Una superficie de tierra y/o mar especialmente consagrada a la protección y mantenimiento de la diversidad biológica, así como de los recursos naturales y los recursos culturales asociados, y manejada a través de medios jurídicos u otros medios eficaces.
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Este 17 de octubre se celebra en Latinoamérica y en el Caribe el Día de las Áreas Protegidas, y el Ministerio de Ambiente, quiere destacar que estos lugares son más que espacios de recreación, representan una oportunidad de desarrollar iniciativas de sostenibilidad, científicas y económicas, al servicio de las comunidades. Todo esto, sin impactar el ecosistema.
“Se pueden llevar a cabo proyectos compatibles con la creación del área protegida, basados en el Plan de manejo y sus programas”, afirma Michele Caballero, bióloga de Áreas Protegidas del Ministerio de Ambiente.
Siguiendo con esta línea y con el objetivo de promover el desarrollo turístico en comunidades, mejorar su calidad de vida, a la vez integrar la labor de conservación de los recursos naturales y culturales; se crea el decreto ejecutivo que establece la estrategia Turismo, Conservación e Investigación (TCI).
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Esta iniciativa, pretende generar unas alianzas entre los sectores del turismo, conservación e investigación para el desarrollo económico y humano del país. El Comité de la Alianza TCI, según el decreto, estará conformado por representantes de Mi Ambiente, la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) y la Secretaría Ejecutiva del Gabinete Turístico, que se encargarán de ejecutar los planes de la organización.
Sin embargo, pese a que esta estrategia es reciente, en el país se realizan importantes proyectos dentro de las áreas protegidas: científicos, turismo sostenible y conservación. Cada uno con un factor en común: manejar los recursos naturales con responsabilidad
El biólogo y presidente de la Fundación Yaguará Panamá, Ricardo Moreno, dio ejemplos de comunidades en donde la educación ambiental ha jugado un papel relevante y a la vez ha servido de sustento para los lugareños.
Entre ellas, Quebrada Ancha, ubicada dentro del Parque Nacional Chagres; el jaguar transita por las fincas y áreas cercanas a la comunidad. “Le enseñamos a sacar moldes de huellas en yeso y ellos venden las huellas a los turistas que llegan al lugar, además realizan el tour del Camino Real y otro que se llama en Busca de la Huella del Jaguar”, añadió el experto. La idea de esta actividad es evitar que se mate al felino y aprovechar su estadía en la zona para impulsa el turismo verde.
El proyecto Institucionalizar los beneficios no relacionados con el carbono (BNRC) es una iniciativa que se ejecuta en comunidades indígenas del Parque Nacional Chagres siendo estas: Cuatro (4) comunidades en El Valle del Río Mamoní del distrito de Chepo y siete (7) comunidades de la comarca Emberá vinculadas con el Parque Nacional Chagres y el Territorio Emberá Ẽjuä So.
Los BNRC son los efectos socioeconómicos, ambientales o bioculturales positivos de las actividades desarrolladas en los bosques y que son bien gobernados. Estas acciones contribuyen con la mitigación y la adaptación al cambio climático.
En este caso las comunidades obtendrían ingresos económicos por promover el ecoturismo, conservar sus cuencas, ríos, u otras actividades que mejoren su calidad de vida y la del ambiente. Incluso podrían generar proyectos ligados en la protección del recurso natural. Este proyecto tiene una duración de 32 meses. Se inició en abril del 2019 y culminará en diciembre de 2021. Se encuentra ya en su etapa final. MiAmbiente durante este periodo ha sido un ente orientador para que tan pronto termine el programa, la comunidad pueda manejarlo por sí solo.
En un periodo de cinco años, las áreas protegidas del país han sido el escenario de más de 600 estudios científicos, centrados en temas botánicos, medicinales, de cambio climático, entre otros.
De estos más de 350 fueron realizados por técnicos y científicos internacionales, que ven en nuestros espacios naturales el lugar perfecto para desarrollar investigaciones enfocadas principalmente al conocimiento y entendimiento de las dinámicas de los bosques tropicales y al descubrimiento de nuevos compuestos químicos para el mejoramiento de la medicina en beneficio de la humanidad.
Las áreas donde más se realizan investigaciones son el Parque Nacional Soberanía, Parque Nacional Camino de Cruces y el Parque Nacional Chagres; debido a su fácil acceso a la ciudad, lo que representa menos gastos en la ejecución de los estudios. Aparte que proveen todos los servicios ecosistémicos necesarios para investigar y poseen una alta biodiversidad.
En el territorio nacional, las áreas protegidas del país abarcan:
• 33% de área protegidas terrestre
• 30.5% de áreas marinas
En junio de este año, Panamá incrementó su superficie marina, cumpliendo con la Iniciativa 30X30.
Al ampliar el Área de Recursos Manejados Cordillera de Coiba (ARMCC), la superficie marina del país pasó de tener 47,542.79 km2 aproximadamente con algún grado de gestión a 98,228.25 km2.